
Como el sol aún sigue brillando y el verano parece haberse ido hace poco pensé que podría contarles acerca de mi día en Rockaway Beach. Llegar allá fue fácil. Tomé le ferry desde Wall Street (Muelle 11), y el recorrido del ferry sólo duró cerca de una hora e incluso sentí que fue menos debido a los grandiosos paisajes a lo largo del camino. Durante la primera parte del viaje, todo el mundo estaba tomando fotos del horizonte de Bajo Manhattan, y más tarde, de la costa de Brooklyn.
Llegué temprano a la playa, así que fui a caminar por el agua, antes de buscar un lugar tranquilo para sentarme y tomar un poco de sol. Rockaway Beach es mucho más bonito de lo que esperaba, y me gustó la atmosfera vibrante.
Leah había traído una cesta de picnic bien surtida así que fui a buscar unas empanadas y tostones en Caracas. Esperé en la fila por más de una hora, y los mosquitos me picaron un millón de veces antes de poder recoger mi comida en el mostrador.
Encontramos un lugar en la playa para sentarnos en la arena. Yo usualmente no me baño, a menos que el agua esté bien caliente, pero por suerte, había olvidado mi toalla, así que tenía una excusa. Mientras los demás fueron a nadar, me quedé a vigilar la cesta y me comí las Pringles verdes de Leah. Esas son las mejores. Me pregunto si les agregarán algo especial a las papas que hace que sea imposible dejar de comerlas?
De camino a casa tomé el metro, lo que se convirtió en una mala decisión. Debido a los retrasos me tomó 2 horas regresar al Lower East Side, así que si estás planificando ir a visitar Rockaway Beach en Manhattan en estos días, realmente te recomiendo que tomes el ferry en ambos sentidos.


















