La otra noche, AC y Kristian me invitaron a cenar vieiras con vino blanco. Viven justo al lado del fiordo, así que Kristian se puso el traje de neopreno y sacó las vieiras directamente del agua. También había atrapado un pequeño rodaballo con las manos (!), así que esa noche cenamos pasta con vieiras, rodaballo y gambas.
Lo vi limpiar el pescado y abrir las vieiras, y no creo que pasaran más de 20 minutos desde el mar hasta la sartén. Kristian había preparado una sabayón salada que vertió sobre la pasta antes de añadir el marisco. Estaba increíblemente fresco y delicioso. Acompañamos el plato con una copa de Sancerre, que le iba perfecto. Una cena espectacular. Aún me sorprende que tengan todo ese marisco increíble justo en la puerta de casa. Un chapuzón rápido, y la cena resuelta.
Mi madre colecciona conchas, así que lo primero que dijo cuando le mandé las fotos fue: “¡Tráeme unas conchitas!” Lavé y limpié seis y las dejé secando en la terraza… pero al día siguiente me olvidé de llevármelas. Así que nada, tendré que volver pronto 🙂
