Cuando Steve y yo estuvimos en Londres a principios de este año, nos alojamos en el St. Ermin’s Hotel y fue una experiencia fantástica. La ubicación no podía ser mejor para hacer turismo: en pleno Westminster, a pocos minutos a pie de St. James’s Park y justo al lado de la estación de metro con el mismo nombre. Moverse por la ciudad era facilísimo, tanto caminando como en Tube.
Nuestra habitación tenía todos esos pequeños lujos que marcan la diferencia: fluffy albornoces y productos de baño de The White Company. Una tarde, una arpista tocaba en el salón, y cada mañana los porteros nos recibían con un comentario amable al salir.
El desayuno era el mejor comienzo del día. Nos recibían por nuestro nombre y nos llevaban a una mesa acogedora en una pequeña sala con chimenea y ventana al verde del exterior. Les dijimos al personal lo mucho que nos gustaba esa mesa y, salvo un día, siempre nos la guardaban. Detalles como ese cuentan mucho, y quedé realmente impresionada con el servicio del hotel.
El St. Ermin’s también tiene su propia Bee Terrace con colmenas, cuya miel se utiliza en la cocina. Además, cuenta con una pequeña terraza en la azotea con hierbas y verduras, un ejemplo perfecto de sostenibilidad en pleno Londres.
El hotel forma parte de la Autograph Collection de Marriott, una selección de hoteles únicos en todo el mundo. Eso significa que se obtienen los beneficios del programa Marriott Bonvoy, pero el hotel conserva toda su personalidad. Nada en el St. Ermin’s recuerda a una gran cadena: tiene carácter propio, desde la Caxton Bar y la Tea Lounge hasta los amplios espacios comunes donde apetece sentarse con un café a ver pasar la gente.
En conjunto, es un hotel encantador: servicio atento y personal, ubicación perfecta y muchos pequeños detalles que hacen que te sientas como en casa y quieras volver. Si te gustan los lugares con historia y alma, pero también con comodidad moderna, el St. Ermin’s es una apuesta segura.
La fascinante historia del St. Ermin’s
También descubrimos que el St. Ermin’s tiene una historia muy interesante. El edificio se levantó en el lugar donde antes había una capilla dedicada a San Ermin. En 1889 se construyeron apartamentos, que en 1899 fueron convertidos en hotel.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el hotel fue un centro clave para los servicios de inteligencia británicos. En 1940, Winston Churchill reunió aquí a un grupo selecto en la reunión que llevó a la creación del SOE (Special Operations Executive), conocido como el “ejército secreto de Churchill” y precursor del SAS. El SOE ocupaba una planta entera, mientras que el MI6 trabajaba dos pisos más arriba. El propio Churchill era cliente habitual del Caxton Bar, donde disfrutaba de una copa de champán. Más tarde, el bar también se vinculó con el doble agente Guy Burgess, que supuestamente se reunía allí con sus contactos rusos.
Hoy todavía se conservan huellas de ese pasado en la recepción, donde se exponen objetos de la época, como un trozo original de seda del SOE con mensajes codificados. La seda se usaba en lugar de papel porque era ligera, resistente, impermeable, silenciosa al doblarla y fácil de esconder en la ropa o en el equipo.
St. Ermin’s, 2 Caxton St, London SW1H 0QW, United Kingdom
En nuestro viaje a Londres nos quedamos en el St. Ermin’s Hotel y nos encantó. La ubicación en Westminster es perfecta, a un paso de St. James’s Park y del metro, así que es muy fácil moverse por la ciudad. Las habitaciones son cómodas, el servicio es cercano y amable, y el desayuno es de esos que te alegran la mañana. También me gustó mucho la terraza con colmenas y el pequeño huerto en la azotea, un detalle verde en pleno Londres.
