
Kristian y AC viven justo al lado del fiordo, y ese día Kristian había estado buceando. Volvió con unas vieiras preciosas, que terminaron siendo las protagonistas de un plato de pasta sencillo pero elegante, de esos que bien podrían estar en la carta de un restaurante de mariscos fino. También había pescado un pequeño rodaballo y en el congelador tenían unas gambas. Todo fue a la sartén, y lo que salió fue esta pasta con mariscos, fácil y deliciosa.
Kristian usó rodaballo, vieiras y gambas, pero tú puedes adaptarlo a lo que tengas. Los mejillones también quedarían muy bien. Y si no tienes rodaballo fresco, cualquier pescado blanco del mercado o la pescadería funcionará perfectamente.
La salsa es una versión salada del sabayón, hecha con yemas de huevo, mantequilla, chalotas y vino blanco. Sin nata, sin queso, solo una salsa suave y sedosa que une todos los sabores y deja que los mariscos brillen. Limpia, simple y riquísima.
Lee mi post: Noruega: Una noche en Farsund – Vieiras y vino blanco
Un consejo para las vieiras
Para conseguir esa costra dorada sin pasarte de cocción, necesitas una sartén bien caliente. Usa aceite neutro y un poco de mantequilla:
Primero calienta el aceite. Cuando esté bien caliente (pero sin que humee), añade la mantequilla. Cuando haga espuma y se asiente, ya está lista la sartén. Así consigues el punto justo de calor y sabor sin quemar la mantequilla.
Marca las vieiras unos 60 segundos por cada lado. Deben tener una costra bonita por fuera y estar todavía un poco traslúcidas por dentro.









