
Las hojas de plátano se utilizan en muchas cocinas del mundo, sobre todo en el sudeste asiático, América Latina y algunas regiones de África. Funcionan como envoltorios naturales al cocinar al vapor, al horno o a la parrilla. No se comen, pero ayudan a mantener la humedad y aportan un sabor suave y aromático a lo que estés cocinando.
En Mae Sot, los plataneros crecen por todas partes, y en la cocina de Tea Garden se aprovechan muy bien. Pero antes de poder usarlas, hay que prepararlas un poco.
Primero enjuaga las hojas con agua fría para quitarles el polvo y la suciedad. Como suelen ser bastante grandes, lo más cómodo es hacerlo al aire libre o en la ducha. Luego recorta la nervadura central con unas tijeras y elimina los bordes oscuros o dañados.
Las hojas frescas son rígidas y se quiebran fácilmente, así que necesitan un poco de calor para ablandarse y volverse flexibles. Lo más fácil es pasarlas unos segundos por cada lado sobre una llama de gas. Verás que el color cambia un poco y la hoja se vuelve más manejable. ¿No tienes gas? No pasa nada. Mételas unos minutos en un horno templado (unos 150 °C). Deben quedar suaves, no secas.
Después del calor, puede que estén algo húmedas. Sécalas rápidamente con un paño limpio, y ya están listas. Puedes usarlas para envolver pescado, carne o verduras, y cocinarlas al horno, al vapor o a la parrilla. Usa palillos o hilo de cocina para mantener los paquetes cerrados.
Si no usas todas las hojas de inmediato, guarda el resto en la nevera envueltas en plástico o en una bolsa con cierre. Aguantan bien una semana. También se congelan sin problema. En muchos supermercados asiáticos venden hojas de plátano congeladas y ya limpias – solo tienes que descongelarlas, darles un toque de calor, y ya puedes usarlas.





