
Los Ángeles es una ciudad enorme, y la mayoría de la gente se sorprende de lo grandes que son las distancias. No existe un centro como tal, al estilo europeo, y tampoco hay muchas calles peatonales, salvo excepciones como Rodeo Drive. Por eso, moverse por L.A. sin coche puede resultar bastante complicado.
Eso sí, con la llegada de Uber y otros servicios de ride-sharing, ya no es imprescindible tener un coche propio. Sin embargo, si planeas hacer excursiones o recorrer zonas fuera del centro, alquilar un coche sigue siendo una excelente idea. Alquilar un coche en Estados Unidos es fácil y bastante económico, y conducir en Los Ángeles no es tan caótico como podrías imaginar. Así que, realmente, no hay razones para no animarte a conducir allí.
La mayoría de las compañías de alquiler incluyen un seguro contra daños o robo del vehículo (LDW) y un seguro de accidentes personales (PAI). Además, puedes contratar un seguro adicional (LIS) que amplía la cobertura frente a terceros, incluso si la otra parte no tiene un buen seguro.
El importe de la franquicia varía mucho, igual que el coste de eliminarla. A veces puedes encontrar alquileres con opción «sin franquicia» («no excess»), pero ojo: normalmente esto no cubre vandalismo ni daños causados por negligencia propia.

Necesitarás llevar tu permiso de conducir nacional. Si tienes un permiso de la Unión Europea, no hace falta que saques uno internacional: el tuyo es válido.
Si tienes menos de 21 años, no podrás alquilar un coche en Estados Unidos, y si tienes menos de 25, suele aplicarse un recargo adicional.
Antes de entregarte las llaves, la compañía de alquiler hará una copia de tu tarjeta de crédito y bloqueará un importe como depósito de garantía. Este dinero no estará disponible de nuevo en tu cuenta hasta varios días después de devolver el coche, así que tenlo en cuenta al planificar tu presupuesto de viaje. Yo siempre llevo una segunda tarjeta solo para cubrir depósitos y retenciones.
También puedes alquilar un GPS, pero suele salir caro. Yo suelo arreglármelas perfectamente con Google Maps y mi iPhone.

En cuanto al tráfico, puede ser muy intenso en Los Ángeles. En ciertos momentos del día, cruzar de un lado a otro de la ciudad puede llevar más de una hora. Sunset Boulevard y Hollywood Boulevard son especialmente conocidos por sus atascos, al igual que las autopistas de entrada y salida de la ciudad. Así que respira hondo, relájate y pon una de las miles de emisoras de radio locales para hacer el trayecto más llevadero.
Un detalle importante: en Estados Unidos, salvo que se indique lo contrario, puedes girar a la derecha en un semáforo en rojo, siempre y cuando no haya peatones cruzando.
En cuanto al aparcamiento, tienes varias opciones: parquímetros (suele ser lo más barato), parkings de pago (por horas o por día) o el servicio de valet, donde un empleado aparca tu coche por ti (algo muy común en restaurantes y discotecas).
Las autopistas que conectan Los Ángeles suelen tener hasta cinco carriles por sentido. Si estás acostumbrado a carreteras más pequeñas, esto puede intimidar un poco al principio, pero te aseguro que te adaptarás rápido. Si al principio te sientes inseguro, mantente en los carriles del medio (2º o 3º carril).
En general, los estadounidenses conducen de manera bastante tranquila y son mucho más pacientes que los conductores en, por ejemplo, Copenhague. Enseguida te sentirás cómodo al volante.


