
Los Khanom Krok son pequeñas tortitas tailandesas de coco con bordes crujientes y un centro suave y cremoso. Se cocinan en sartenes de hierro fundido con huecos redondos, parecidos a las sartenes danesas para æbleskiver, y son un clásico del street food en Tailandia. Se venden en puestos callejeros y mercados desde bien temprano, pero aunque tradicionalmente se comen en el desayuno, también aparecen durante todo el día. Incluso las he visto en muchos mercados nocturnos. Son el snack perfecto en cualquier momento.
Primero se vierte una masa fina hecha con harina de arroz, leche de coco y una pizca de sal en la sartén caliente. Cuando empieza a cuajar, se añade una segunda capa: una crema dulce de coco hecha con leche de coco concentrada y azúcar. Es esa combinación de capas la que les da su textura característica: crujiente por fuera y suave, casi como un flan, por dentro.
Hay versiones dulces y saladas. Las dulces suelen llevar maíz, pandan o coco rallado por encima, mientras que las saladas a veces se decoran con cebolleta, dados de taro o semillas de sésamo.
Muchas veces, se juntan dos tortitas para formar una especie de bocadito relleno, como un cojín de coco. Y lo mejor es comerlos mientras todavía están calientes y el interior sigue blandito y fundente.
Aunque los Khanom Krok forman parte esencial de la cocina tailandesa, tienen parientes por toda Asia. En Camboya se llaman nom krok, en Vietnam bánh khọt, en Indonesia serabi – y hasta el takoyaki japonés puede verse como un primo lejano, aunque en lugar de coco y arroz lleva pulpo y mucho umami.
En Estados Unidos casi nadie los conoce, porque rara vez aparecen en los menús de los restaurantes tailandeses. Pero si alguna vez estás en Tailandia y ves a alguien vendiéndolos, no lo dudes. Pruébalos. Te van a encantar.



